martes, 15 de diciembre de 2015

¿Por qué paseo?

Lo primero que quiero dejar claro, es que considero por convicción y experiencia propia que andar no es lo mismo que pasear. Andan quienes se dirigen a algún sitio concreto. Los "locos" y el resto, paseamos, y buscamos alguna otra satisfacción o recompensa más allá de regresar con la compra hecha.

Dejaré que cada uno especule y decida con mi posible locura. No quisiera dirigir y ser cómplice de tales elogios.

Cuando paseo, reflexiono, pienso, y dejo volar la cabeza. Encuentro esa paz que se me escapa el resto del día. Aprovecho para calmar mis miedos, hallar soluciones, crear historias fantásticas y componer rimas, sonetos y trabalenguas. Por extraño que parezca, también me sirve para viajar, para enamorarme y para valorar el momento y a quienes tengo a mi lado. Y me recuerda constantemente que siempre he querido escribir.

A veces me pasa, que cuando me paro a trasladar todas estas brillantes fábulas y locas ideas al papel, sentadito ya frente a mi ordenador, no encuentro las palabras adecuadas que antes bailaban de un lóbulo a otro en mi cerebro. Con el ánimo de evitar que esto me suceda, ahora mismo escribo estas lineas mientras paseo, aun a riesgo de ser atropellado (otra vez), de pisar una generosa y aún fresquita mierda de cánido, o de caer por una rejilla de ventilación abierta de un aparcamiento público cuidadosamente señalizada. Pienso, que me expongo también a tropezar con algún otro transeúnte que vaya haciendo anotaciones en su teléfono móvil, escritos mucho mas vacuos e insustanciales, acordes a la época en la que vivimos, del tipo "a k ora s l partido?" o "jajajja..." cuando su rostro apenas ha esbozado un nimio gesto de agrado.

Confieso, ya que hoy toca, que en ocasiones PASEO 20 min para ir a comprar el pan. Es un trayecto corto, que de andarlo no me llevaría más de 5 min entre que voy y vuelvo. Pero me doy un pequeño rodeo para airearme y, por qué no decirlo, disfruto jugando al despiste con esas "cámaras de vigilancia permanentes" que (con)viven conmigo en el edificio.

Otras veces, paseo durante un par de horas. Largos trayectos que me reportan serenidad, pues alcanzo respuestas a problemas que me atormentan o como mínimo me hacen cuestionar las preguntas. También soy aficionado a correr, igualmente liberador, pero por motivos distintos y esperando alcanzar otras recompensas, que pueden ser dos dependiendo del día que tenga. Por un lado, y es la parte que siempre cuento, corro para ser un viejecito fuerte en el futuro y disfrutar de una merecida y fructífera jubilación. Y por otro, corro para intentar ahogar y poner fin a un corazón dañado, herido y medio muerto. (El punto dos nunca lo he finalizado con éxito. Presiento además que como consecuencia directa me ha llevado al punto uno).

Pasear me ha llevado también a descubrir rincones que no conocía de mi ciudad. Nunca hubiera descubierto algunas de las cafeterías más bellas si hubiera salido con un rumbo fijo. Los considero mis refugios. Nunca habría aprendido tanto del comportamiento humano de quedarme en casa. Y creo firmemente que esto ha forjado parte de mi personalidad, de lo que soy. Y nunca habría descubierto algunas películas y/o libros, fundamentales en mi vida, de saber que mi curso culminaría en un cine o biblioteca. Pasear me hace un poquito más libre, y un pequeño soñador.

Salgan y disfruten. Piensen. Sonrían.

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